Me he encontrado con este par de niños que en parte demuestran que la personalidad de cada uno viene marcada desde muy pequeño. El primero de ellos intenta patear un balón de fútbol americano. El miedo a fallar le lleva a parecer una mezcla entre un robot con un cortocircuito y Chiquito de la Calzada.
El segundo tiene una manera de ver la vida totalmente opuesta. No solo no le preocupa fallar en su intento, si no que ni siquiera repara en el fallo. Como también es un niño pequeño no puede dejar de ser igualmente gracioso.